Berenjenas Dengaku

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Berenjenas Dengaku. El viaje de la berenjena es duro y contiene en sí mismo un juicio: “Fruto tóxico”, “mela Insana”, “planta bulgar”, “mala infama”.

Considerado el patito feo de la huerta, la berenjena cuenta con una historia y un pasado muy oscuro. No era aceptada en casi ninguna región donde se empezó a cultivar. Provocaban locura, lujuria, depresión, dolor de cabeza y un sinfín de enfermedades, por supuesto no documentadas, ni investigadas. Fruto de leyendas y habladurías.

Se decía que era un alimento único “para enanos y judíos”.  Así que los enanos y los judíos, se pusieron las pilas y comenzaron con recetarios maravillosos donde la protagonista era la berenjena, sacándola a relucir por el mundo entero. Estas recetas se expanden por todo el mediterráneo, gran parte de Asía y también China, de donde supuestamente proceden.

Agricultores y cocineros árabes se atrevieron a probarla, después de no producirle ningún síntoma incurable decidieron proclamarla como la reina de su gastronomía, llegando a confirmar qué la mujer que supiera preparar las berenjenas de 100 maneras distintas sería la digna esposa de un sultán. Si sólo tuviera 50 recetas se casaría con un emir y si tan sólo las cocinara de 10 formas, conseguiría un marido raro y con deudas.

Una vez que la pequeña berenjena se hizo grande, superó el trauma y triunfó en todos lados existiendo platos como la caponata en Italia, el ratatouille francés, la alborania en Rabat y las berenjenas Dengaku que os traemos hoy.

Estas berenjenas Dengaku son berenjenas con salsa miso, vamos a contarte como es su elaboración.

Ingredientes para cuatro personas:

3 cucharadas de miso de soja

2 cucharadas de mirin

¼ de taza de sake

1 cucharada de azúcar

2 cucharadas de cebolleta picada solo la parte verde

1 cucharadita de aceite de sésamo

1 berenjena

1 cucharadita de semillas de sésamo blanco

Elaboración:

Paso 1: En una cacerola debes poner el miso, el miran y el sake. Ahora vamos a removerlo con una espátula hasta que la mezcla sea uniforme. Añade el azúcar y coloca la cacerola a fuego bajo. Déjalo cocinar hasta que se haya reducido un poco y tenga una textura más espesa.

Paso 2:  Añade la cebolleta y el aceite de sésamo y remueve bien, reserva fuera del fuego.

Paso 3:  Corta cada berenjena en rodajas de 4 a 5 cm de grosor, haz cortes en forma de cuadrícula de una de las fases de la berenjena y la otra fase pínchala con un tenedor.

Paso 4: En una sartén con aceite de girasol caliente vamos a introducir nuestra berenjena para freírla. En 5 minutos suele estar lista. La cogemos con mucho cuidado y absorbemos con papel de cocina absorbente el aceite restante.

Emplatado: Sirve la berenjena caliente con la guarnición de miso y unas hojas de menta cortadas en juliana bien fina.


Merece la pena darle una oportunidad más a la berenjena, ven y compruébalo.

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