Mutabbal Kousa (Paté de calabacín)
Primero llegó el hummus y revolucionó nuestra manera de percibir las legumbres. Los garbanzos, las lentejas y las alubias podían abandonar el guisote de cuchara para, bien aderezados con la pasta de sésamo tostado llamada tahini, convertirse en un picoteo de centro de mesa que iba de cine con crudités de verduras. Después nos presentaron al baba ganoush, la versión cremosa de la berenjena asada con toque de sésamo. Ahora empezamos a conocer al tercer hijo del tahini: el mutabbal kousa, un dip vegetal de calabacín que, debido su color cremoso y su decoración de perejil fresco y granos rosados de granada, es el hermano guapo de los aperitivos en Oriente Medio.
Ingredientes:
1 Calabacín
1 diente de ajo machacado con sal
1 Yogur natural
1 cucharada de Tahini (pasta de sésamo tostado)
Limón al gusto
Aceite de oliva, zumaque, perejil fresco y granos de granada para decorar
Elaboración:
Troceamos el calabacín (con o sin piel: la piel aporta un color más oscuro y una textura más consistente, pero también más fibra y la comodidad de no pelarlo). Rehogamos el ajo con un poco de aceite de oliva y luego añadimos el calabacín troceado hasta que se dore y ablande. Mientras tanto, mezclamos el yogur, la tahini, el limón y la sal. Cuando el calabacín esté hecho y se haya enfriado, lo añadimos a los demás ingredientes y mezclamos hasta conseguir una textura suave. Corregimos de sal y limón al gusto. Servimos templado o frío, guarnecido con el zumaque, el perejil fresco picado y los granos de la granada.
Además de sano, vegano y, como acabamos de comprobar, tan fácil de elaborar que da vergüenza no hacerlo, prepararlo es revivir una pequeña parcela de la gastronomía de Siria. Parte de la responsabilidad sobre el auge que está teniendo este plato últimamente corresponde a las actividades socializadoras que los países de acogida realizan con los refugiados sirios. Normalmente son actividades cuyo propósito es acercar las culturas y fomentar la comunicación. Son muy habituales los talleres de cocina y los intercambios de recetas, de modo que la población siria que ha abandonado su hogar puede recrear un trocito de éste en forma de sencillo paté de verduras.