El sabor de la tinta impresa

Por el

Por Sara Cucala

Llego cada sábado a la librería A Punto después de una semana trabajando entre los fogones de la imagen, de la información culinaria moldeada para sorprender. Trabajo buscando la belleza de los platos, de los ingredientes, ideando las maneras de transmitir un aroma, un sabor, una textura a través de la pantalla… ojos que ven… paladar que siente y goza.

Vivimos entre imágenes continuas, collage de instantáneas que muestran cómo es nuestra vida. Por eso, cuando entro en mi librería cada sábado, ya sabéis A Punto en la calle Pelayo, 60 de Madrid, mi primera  ruta es por la planta de arriba, donde se apilan los libros, y comienzo otear, curiosear, ojear y hojear (también con hache) las novedades que han llegado esa semana. En ocasiones respiro con alivio al darme cuenta de que aún se sigue editando, y muy bien, en papel.

Libros que apetece hincarles el diente, lamer sus páginas… Sueños de tinta impresa que nos llevan a unos fogones imaginarios, que nos hacen felices antes de hacerlos realidad… La realidad llega cuando uno se compra en libro y entonces ¡tachan! aparecen esas recetas soñadas en nuestros platos caseros.

Defiendo la belleza del papel, las letras impresas, las imágenes derrochando aromas a tinta.

Planet Cake de Paris Cutler, Macarrons de Pierre Hermé, La Merienda (bellísimo libro infantil editado por kokinos), Diet Coach, el segundo volumen de Mastering The Arte of French Cooking de mi adorada Julia Child,… y un librillo sencillo pero muy recomendable para los que os guste el vino, La Guía del Vino Cotidiano. Una nueva edición de esa guía de vinos por menos de diez euros que, aunque le salgan imitadores, no tiene rival en veracidad y profesionalidad.

Llega el invierno, las primeras castañas ya están en el horno y comienzo a desgranar las perlas rojizas de las anunciadoras de los fríos, las granadas. Me alegra pensar que en A Punto hay más de tres mil ejemplares de cocina procedentes de todo el mundo esperando que alguien los hagan suyos, los guisen y esperen las primeras nieves con la mesa puesta.

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