Paella de conejo y verduras de temporada al horno

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En tiempo de los romanos, la Península Ibérica se conocía como “tierra de conejos”; de hecho, su emblema durante un tiempo fue una dama con un conejo a sus pies. Debido a su proverbial fecundidad (objeto de numerosos chistes y frases hechas que no vamos a reproducir aquí porque éste es un blog para toda la familia), ha sido considerado una auténtica plaga por los agricultores a lo largo de la Historia. Parece ser que la imagen de los conejos correteando por prados y lomas al atardecer fue una estampa tradicional española hasta que, a mediados del SXX, se les inoculó el virus de la mixomatosis en Europa, diezmando gran parte de la población y dejando a sus depredadores naturales sin sustento. Pero eso es otra historia; lo que aquí nos interesa es conocer el papel del conejo en la gastronomía.

Precisamente por su abundancia, los pobladores de la península decidieron que, si el conejo se comía sus cosechas, ellos se comerían al conejo. Esto introdujo al conejo en la dieta cotidiana, considerando el consumo de su carne tan habitual como el de cerdo o pollo (y seguramente más que el de oveja o ternera, más costosas de mantener). En los recetarios tradicionales españoles podemos encontrar abundancia de recetas con conejo como el conejo al ajillo, el arroz con conejo o el conejo en salsa de almendras. Coincidiendo con su abrupto descenso numérico a causa de la enfermedad, empezó a desaparecer también de las mesas domésticas, popularizándose al mismo tiempo las carnes que habitualmente comemos hoy: ternera, cerdo y pollo. El conejo quedó relegado a entornos empobrecidos y rurales y a consumidores envejecidos.

Sin embargo, actualmente el conejo está viviendo un tímido repunte. Su sabor suave y característico acompañado de su baja proporción de grasas, colesterol y sodio han provocado que su carne empiece a promocionarse como una opción atractiva y saludable. Además, su potente carga de proteínas la hace especialmente recomendable para deportistas y mujeres en la menopausia. Recetas como esta paella de conejo (no es paella canónica, de acuerdo, pero tiene bastantes elementos en común) pueden introducir el consumo de esta carne en casa con el jolgorio y el deleite que siempre lleva aparejado un buen arroz. ¡Manos a la obra!

 

Paella de conejo y verduras de temporada al horno

Ingredientes

200 gr arroz bomba

1000 ml de caldo de verduras

3 dientes de ajo

½ conejo

150 gr judías verdes

3 alcachofas

1 calabacín

1 pimiento rojo

1 pimiento verde

1 tomate

100 gr guisantes

Cúrcuma

Sal

Aceite de oliva

Pimienta negra

Elaboración:

En primer lugar, laminamos el ajo y picamos las verduras en brunoise (es decir, en daditos pequeños). Después, salpimentamos el conejo troceado y lo doramos en la paella con un poquito de aceite. Cuando esté sellado, retiramos. A continuación, añadimos a la paella el ajo laminado junto a un chorrito de aceite. Cuando empiece a dorarse, vamos añadiendo las verduras en orden de mayor a menor dureza: primero los pimientos, después las judías verdes, las alcachofas, el calabacín; y terminamos con los guisantes.

Una vez rehogadas las verduras, añadimos el arroz y lo nacaramos, rehogándolo junto al sofrito a fuego medio hasta que los granos tengan un aspecto brillante e irisado. A continuación, añadimos el caldo de verduras y distribuimos el conejo ordenadamente en la paella. Dejamos hervir cinco minutos a fuego alto y luego introducimos la paella en el horno precalentado a 200°C durante quince minutos. Transcurrido ese tiempo, sacamos la paella del horno y a dejamos reposar cinco minutos antes de que esté lista para comer.

 

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